Los niños aprenden por imitación y observación
¿Cuántas veces nos hemos visto intentando hacer algo y diciendo “no puedo” o “ no soy capaz? ¿ O cuántas veces hemos dejado algo “a medias porque sentimos que no sabemos cómo realizarlo?
Los niños aprenden principalmente por observación y por tanto, a través de nuestro ejemplo. También cuando nos comunicamos con ellos y les explicamos cómo hacer las cosas o aquello que “está bien o mal hecho” y les animamos a que lo consigan.
No debemos olvidar que somos un modelo para ellos y por tanto, veremos muchas veces conductas en ellos que probablemente hemos tenido nosotros. Si gritamos en casa para comunicarnos, veremos a los pequeños gritando antes o después, al igual que si nos ven persistir en una tarea por muy costosa que sea, lo más probable es que ellos actúen de esta misma manera ante algún reto.
La emoción de la frustración; ¿Cómo lidiar con este sentimiento?
La frustración no es más que una vivencia emocional subjetiva, que sentimos cuando nos vemos incapaces de lograr un objetivo o deseo que nos hemos propuesto.
Lo primero es plantearnos cómo lidiamos nosotros mismos con la frustración. Es natural que sintamos frustración en muchos momentos de nuestra vida, pues somos humanos y la vida se compone de procesos de aprendizaje continuos que nos ponen a prueba constantemente; pero lo importante es cómo manejamos este sentimiento. Para ello nos planteamos varias claves que ayudarán.
- Identificar el sentimiento. Cuanto antes nos hacemos conscientes de aquello que estamos sintiendo (lo cual implica la práctica de estar atentos a nuestra emociones) antes podremos parar, respirar y tratar de gestionarlo.
- Técnicas de relajación. la meditación, la respiración, la visualización o la práctica de disciplinas como el yoga o pilates podrán ayudarnos.
- Pedir ayuda cuando la necesitamos.
- Automotivación. Creer en nosotros mismos nos llevará a ser persistentes en nuestros objetivos.
- Buscar alternativas. Si no está resultando la manera en que lo estamos afrontando, concentrémonos en otras opciones viables.
- Practicar la aceptación y autocompasión. Si no logramos una meta u objetivo propuesto, hemos de aprender a aceptarlo y “soltarlo”; abandonar el sufrimiento que nos genera. Éste es un trabajo interior apasionante.
¿Y cómo podemos ayudar a los peques además de con nuestro ejemplo?
Aprender a manejar este sentimiento les preparará para ser resolutivos frente a problemáticas que se les presenten en el ahora y también en un futuro, cuando aparezcan situaciones inesperadas y la vida se complique.
- Es importante que los niños puedan tomar decisiones por sí mismos y no siempre sea tarea de los papás y las mamás. Estas decisiones y posibles alternativas deben adaptarse a la edad y a las capacidades del pequeño. (Elegir entre dos camisetas, qué libro quieren leer o si prefieren acompañar el plato principal con un tipo de verdura u otra, podrían ser algunos ejemplos de toma de decisiones para niños muy pequeños).
“Nunca ayudes a un niño con una tarea en la que siente que puede tener éxito”. Maria Montessori
- Los límites son esenciales en la educación para el manejo de la tolerancia a la frustración; Ser conscientes de que “no todo vale” les capacita para aprender que en la vida habrá cosas que no podemos conseguir o, simplemente, tendremos que esperar para poder acceder a ellas. Cuando un niño recibe todo (o casi todo) lo que pide, crecerá pensando que la vida está “hecha a su medida”, y que merece todo aquello que desea, de lo contrario, montará en cólera y crecerá su impulsividad y rabia. Lo mismo pasará cuando obtienen de forma inmediata todas sus satisfacciones. Para poder trabajar la paciencia y tolerancia, aplazar algunos deseos será necesario en su crecimiento y aprendizaje.
- Alentar sus méritos y esfuerzos será clave para motivar al niño, su autoestima y su confianza. Frases como “¡has conseguido realizarlo!….¡has sido capaz por ti mismo!…”, lo formarán como persona resolutiva y eficaz ante posibles obstáculos.
- Mostrarles caminos alternativos al conseguir sus objetivos les ayudará a ser críticos, razonar y tener un punto de vista orientado a diferentes opciones cuando algo no funcione. Flexibilizarse y aprender de los errores, pues son oportunidades de aprendizaje maravillosas que les acompañarán a lo largo de toda su vida.
Y, sobre todo hacerlo desde el amor, comprensión y educación en emociones. Si algo no sale a la primera, podemos darnos la oportunidad de intentarlo de nuevo; y si nos genera emociones como el enfado o frustración, aprenderemos a detectarlo, calmarnos y a aceptar la situación.
“Usa tu frustración y conviértela en tu inspiración”.