El niño crece conociéndose a sí mismo y su cuerpo a través de una relación con el otro, y en la alternancia de los ritmos, en los que experimenta: placer- displacer, necesidad- satisfacción, sueño- vigilia.
En esta alternancia se van creando hábitos y rutinas, que ofrecen seguridad y contención, ya que le permiten anticipar los sucesos que organizan su vida, y brindar autocontrol, lo cual se verá reflejado en las actividades que realice.
La actividad de dormir, implica que nuestros ojos permanecen cerrados; estamos a merced de lo que acontezca, perdiendo el control de nuestras acciones y del exterior. Nuestra temperatura corporal cambia, nos dejamos ir en la distensión.. Pueden aparecer imágenes, recuerdos, sensaciones… que escapan a nuestra actividad consciente.
Son muchos los factores que influyen alrededor de esta actividad; lo que nos lleva a tener especial cuidado al preparar el espacio y el tiempo para la misma. Lo haremos con cariño, valiéndonos de hábitos y rutinas y creando ceremoniales alrededor de la “hora de ir a dormir”, ya que éstos ofrecerán calma e invitarán a la relajación a nuestros pequeños; les brindarán seguridad y contención para poder dejarse ir en la distensión y el sueño.
Es importante crear un ambiente propicio para invitar al sueño, teniendo en cuenta:
- el horario,
- el cuidado del espacio
- la temperatura del ambiente
- la iluminación
- el sonido… y todo aquello que nos parezca importante y acogedor para poder arropar a [email protected] niñ@s.
Tras la cena y el baño, nuestros pequeños estarán más predispuestos a la relajación. Buscaremos que la cena sea favorecedora de un ambiente tranquilo, así como el baño, sin excesivas distracciones que capturen la atención de los niños. Podemos realizar un baño divertido y ameno, sin necesidad de sobresaltarlos.
Establecer un horario que no sea demasiado tarde para nuestr@ pequeñ@; podemos comenzar atenuando las luces de la casa, invitándolos así al recogimiento, y teniendo en cuenta que la temperatura de la casa sea agradable.
Ofrecerles canciones o música suave y relajante; o la lectura compartida de un cuento, puede ayudar a preparar el ambiente. Las canciones o mecimientos, rítmicos, monótonos, y que vibran a una cierta frecuencia que se mantiene en un tiempo determinado, pueden actuar de manera muy relajante para quien los recibe, ya que facilitan la producción de ondas cerebrales Alfa y Theta, que inducen al sueño.
Es importante que toda la familia coopere en esta sintonía, pues el niño va a vibrar con la misma frecuencia que vibra la casa, y si hay estados de tensión, sobresaltos, una actividad o energía muy muy elevada, es probable que la inducción a la calma se vea entorpecida por el estado de tensión reinante en el ambiente.
Hemos de tener en cuenta, que una excesiva actividad diurna, les crea mucha ansiedad, y cuando llega el momento del recogimiento, los niños no pueden parar, ya que han entrado en un círculo de actividad o hiperactividad, en el que bajar los decibeles es bastante complicado, y ello puede provocar en el sueño, malestar, sueños interrumpidos o intermitentes, pesadillas (debido a que siguen vibrando a una frecuencia más alta que la esperada para conciliar un sueño tranquilo).
A menudo, la elección por parte de [email protected] niñ@s de un objeto transicional, como un peluche o una mantita, puede favorecer un sueño relajad, aportándoles confianza y ayuda en el proceso de desapego del adulto, creando poco a poco el espacio para conciliar el sueño sin necesidad de la presencia del adulto. Este objeto los acompañará en la transición hacia la autonomía y desaparecerá con el tiempo, a medida crezcan y sean más independientes.
Trabajar estas cuestiones no sólo ayudará a [email protected] pequeñ@s a conciliar un buen sueño y creará un hábito para dormir, sino que [email protected] ayudará en la adquisición de hábitos a la hora de comer, recoger los juguetes,..
No olvidemos que las rutinas ofrecen seguridad y contención. Les permiten anticipar aquello que va a ocurrir… de manera que se sienten confiados, lo cual los va posicionando en el mundo con una mejor autoestima, favoreciendo la relación con su entorno más cercano en primer lugar, para extenderlo a su entorno más general, al mundo.
–Daniela Muro-