La tecnología se ha instalado en la vida de todos dentro y fuera de casa. Los móviles, IPads, Tablets, ordenadores, televisores y demás dispositivos electrónicos nos dan acceso a un sinfín de información pero también pueden tener repercusiones negativas, especialmente en la etapa infantil.
Por lo tanto, para tener un uso adecuado de la tecnología con los más pequeños, los padres deberíamos plantearnos preguntas como, ¿sería conveniente poner límites al uso, contenido y tiempo que los niños pasan frente a la pantalla?, ¿cuál es el impacto que tienen en el desarrollo integral y el aprendizaje de los niños?
El consumo de la tecnología puede ser activo o pasivo. Es recomendable que los niños tengan un uso activo en el que los padres participen con ellos y les ayuden a conectar la experiencia interactiva con su propia realidad. Aun así, según recoge el libro Positive Discipline for Preschoolers, no es recomendable exponer a niños menores de dos años a la tecnología. Una exposición acelerada de información conduce a una sobreestimulación y una falta de atención en niños cuyo cerebro aún está en desarrollo.
¿Cuáles son los aspectos que la tecnología podría estar afectando?
Los niños necesitan tener experiencias vitales que les permitan desarrollar habilidades sociales y emocionales. Además es imprescindible que tengan tiempo para realizar actividades físicas, así como para vivenciar, investigar, experimentar y jugar libremente. Actividades que les permiten descubrir y entender el mundo que les rodea. Para crear conexiones con otros seres es necesario que tengan un contacto directo con ellos. Lamentablemente, a través de una pantalla esa conexión no se genera.
Además el uso excesivo o indebido favorece la deprivación de habilidades tan importantes como la capacidad de relajarse por ellos mismos o de lidiar con la frustración, o el aburrimiento (aspecto esencial para desarrollar la creatividad e imaginación). Estos aparatos tienen el poder de afectar además al aprendizaje, la falta de concentración, las habilidades comunicativas, y favorecen un aumento de la ansiedad. Es importante pues, poner límites de manera firme y cariñosa.
Pero, ¿cómo incorporar entonces la tecnología en casa sin que resulte perjudicial para ellos?
Una solución sería escoger programas que animen a los niños a comunicarse con sus padres o con otros niños, que les permita disfrutar de una actividad física, como por ejemplo, compartir con ellos clases interactivas de yoga o de baile.
Limitar el tiempo de uso tecnológico y aumentar el tiempo de ejercicio físico, juego y relaciones sociales. Así como conocer qué contenido están consumiendo antes de que tengan acceso a él para evitar que vean o interactúen en sitios web no adecuados a su etapa evolutiva.
Es importante evitar la exposición a contenido violento, ya que los niños aprenden mucho por imitación y ver a sus protagonistas favoritos actuando con agresividad hace que adopten estos comportamientos y sean menos empáticos. Es aconsejable ver los programas con ellos y explicarles el contenido con intención de enseñarles que los actos tienen consecuencias, que la violencia es dolorosa y negativa y que los valores son importantes para vivir en sociedad.
Hoy día la publicidad afecta mucho a los niños con un feroz merchandising en infinidad de objetos de uso diario; es importante evitar exponer a los niños en la medida de lo posible. Escoger programas con menos publicidad o sin ella sería recomendable.
Otros consejos según Jane Nelsen, coautora del libro Positive Discipline for Preschoolers, podrían ser los siguientes:
- Hacer un plan donde se acuerde claramente dónde y cuándo está permitido el uso de las pantallas en casa.
- Crear zonas comunes de libre acceso a la tecnología, para así poder controlar su uso.
- Tener una zona donde depositar los dispositivos de todos los miembros familiares, recomendable sobre todo por la noche.
- Dar ejemplo y usar la tecnología sólo en momentos determinados.
- Evitar pantallas por lo menos una hora antes de ir a dormir ya que la luz azul y la estimulación afectará la calidad de su sueño.
- Pasar tiempo juntos para favorecer la comunicación y la inteligencia emocional.
-Tania Pérez Flores-